AMMA

"El amor es nuestra auténtica esencia. El amor no tiene limitaciones por razón de casta, religión, raza o nacionalidad. Todos nosotros somos perlas unidas por el mismo hilo del amor" AMMA

miércoles, 25 de mayo de 2011

Su Vida y Misión

La vida de Amma

El 27 de septiembre de 1953, en una pequeña villa de Kerala (al Sur de la India) nació una pequeña niña de nombre Sudhamani. Ya durante su infancia, sus padres la encontraban a veces absorta en un estado de profunda meditación. La devoción hacia Dios formaba parte integral de su naturaleza. 

A la edad de cinco años, ya componía pequeños cantos devocionales.
Cuando Sudhamani solo tenía nueve años, su madre cayó enferma y la responsabilidad de la cocina y de la casa recayó sobre sus espaldas. Tuvo que dejar la escuela a pesar de que era una estudiante brillante. Ella ofrecía al Señor cada minuto de sus largas jornadas de trabajo.


Aceptaba todos los obstáculos como un medio empleado por el Señor para acercarla a Él. Por el mismo motivo aceptaba todos los malos tratos que le infringían los miembros de su familia, irritados por su comportamiento místico que no llegaban a comprender. Cuando terminaba su trabajo, hacia la media noche, Sudhamani, en lugar de ponerse a dormir, se pasaba la noche meditando, cantando o rezando.

El amor y la compasión hacia todos los seres humanos es otra cualidad que manifiesta claramente desde su edad más temprana. Ella escuchaba con paciencia todas las recriminaciones. El espectáculo de la crueldad y el egoísmo del mundo, del dolor y del sufrimiento que observaba alrededor, no hacía más que acrecentar el amor de Sudhamani hacia Dios y su deseo de quedar absorta en Él. 

Su búsqueda de la Divinidad tenía ahora otro objetivo: consolar el sufrimiento y el dolor de todos los seres. Aunque ella no era más que una niña, Sudhamani hacía todo lo que podía por disminuir el sufrimiento de sus vecinos y suministrarles alimentos de su propia casa, a pesar de los castigos que recibía por estas acciones.

Cuando Sudhamani llegó a la adolescencia, su amor hacia el Señor alcanzó proporciones indescriptibles. Danzaba y cantaba extasiada de Dios.

Fue a la edad de veintidós años cuando Amma (como se le denomina desde entonces) emprende su misión y difunde su mensaje espiritual. Innumerables personas se acercaron para recibir su bendición. Ella aceptó un grupo de jóvenes discípulos que empezó a formar según la tradición de los monjes de la India. Su casa natal se transformó entonces en un ashram (monasterio).
 
A partir de 1987, une a sus frecuentes desplazamientos por la India una gira anual por todo el mundo. Desde el principio, su humildad y su compasión, expresadas en silencio y con amor impresionaron y conmovieron a los occidentales que se acercaban a ella.

Actualmente su mensaje de amor y compasión, transmitido con gran sencillez y una profunda sabiduría, inspira a miles de personas, de todas las condiciones sociales.


Su Misión



A través de sus extraordinarios actos de amor y auto-sacrificio, Mata Amritanandamayi o Amma (Madre) como se le conoce, ha logrado el cariño de millones de personas en todo el mundo.
Amma pasa la mayor parte del año viajando por la India y por todo el mundo a fin de elevar a la sufriente humanidad a través de sus palabras y el consuelo de su abrazo.
Acaricia tiernamente a todos los que se le acercan y los sostiene cerca de su corazón, en un amoroso abrazo. Amma comparte su amor infinito con todos los seres, independientemente de sus creencias, de lo que son o el motivo por el que se han acercado a ella.
Amma ha abrazado físicamente a millones de personas de todo el mundo.
De este modo sencillo, pero poderoso, Amma está transformando la vida de innumerables personas, ayudándoles a abrir sus corazones a través de cada uno de sus abrazos..          
Su incansable espíritu de dedicación para el progreso espiritual de los demás, ha impulsado una amplia red de actividades caritativas, por medio de la cual muchas personas descubren la belleza y la paz interior que proceden del servicio desinteresado hacia los demás.
Su ashram es el hogar de unas 3.000 personas, y miles más acuden a diario de todas las partes de la India y del mundo.
Los residentes y visitantes del ash­ram se sienten inspirados por igual a través del ejemplo de Amma, y se dedican a ser­vir al mundo.
A través de una amplia red de proyectos caritativos, construyen viviendas para los que carecen de ellas, dan pensiones a indigentes y prestan atención médica a los enfermos. Innumerables personas de todo el mundo están contribuyendo a este amoroso esfuerzo.
Las enseñanzas de Amma son universales. Cuando se le pre­gunta sobre su religión, ella responde que su religión es el Amor. Ella no pide a nadie que crea en Dios o que cambie su fe, sólo les pide que descubran su auténtica naturaleza y crean en sí mismos.
Sus enseñanzas son una llamada para que volvamos nuestra mirada hacia las nobles cualidades, las cualidades del corazón en la vida cotidiana.
Ella enseña que no podemos progresar espiritualmente si no desarrollamos un espíritu altruista. De esta manera, ha creado numerosas obras caritativas en las que el objetivo constante es el desarrollo de la persona humana en todas sus dimensiones.
A lo largo de muchos años de servicio infatigable, Amma ha aconsejado y consolado a personas de todas las procedencias geográficas, culturales o sociales. El contacto personal, el afecto, la compasión, la ternura y la profunda atención que manifiesta hacia todos, el carisma espiritual, la inocencia y la humildad que le son naturales, son únicos.
Cada instante de su vida está consagrado a procurar el bienestar de los demás. Su vida constituye el mejor ejemplo y en ella nos podemos inspirar.
Su enseñanza se traduce también en proyectos humanitarios que estimulan el servicio desinteresado. Amma pone el acento sobre la necesidad de ayudar a los más desfavorecidos de la sociedad. El deber de los que tienen una vida desahogada es ayudar a los que carecen de medios.
Está considerada una Mahatma o Gran Alma. Los Mahatmas aparecen entre nosotros en contadas ocasiones. Las tradiciones orientales enseñan que la fuente inspiradora de cada religión brota de la misma Suprema Conciencia, que Dios es Único y que un constante fluir de divina energía impregna al universo y a todos los seres. En Amma, nosotros vemos ese divino fluir de amor y sabiduría. Ella es la suprema guía, pues está establecida permanentemente en la inquebrantable experiencia de lo Divino, más allá de las limitaciones y de los condicionamientos personales y culturales. Llegar a Amma es una bendición, es la cosa más preciada.
En cientos de paises de todo el mundo, Amma ha creado santuarios para que todas las personas se reúnan y profundicen en su búsqueda de la realización espiritual. Amma enseña que la paz del mundo sólo llegará cuando comprendamos que todo en el universo es esencialmente divino. Para facilitar esta comprensión, Amma nos anima a meditar, a orar y a servir a los que sufren. Estos centros facilitan alimentos y medios a personas sin recursos, cuidan de los ancianos, recaudan fondos para los pobres, ayudan a los refugiados de todo el mundo y promueven iniciativas medioambientales.

“Al final —nos recuerda Amma— el amor es la única medicina que puede cu­rar las heridas del mundo. En este universo, es el amor el que lo une todo. Cuando esta conciencia se desarrolle en nuestro interior, cesará toda disonancia. Solo reinará una constante paz.”

Todo el mundo debería poder dormir sin miedo, al menos por una noche.
Todo el mundo debería poder comer hasta saciarse, al menos por un día.
Debe haber por lo menos un día que los hospitales no tengan a nadie que ingresara por motivos de violencia.
Hacer servicio desinteresado por lo menos un día, todo el mundo debe ayudar a los pobres y necesitados.
Es la oración de Amma que al menos este pequeño sueño pueda hacerse realidad.